La tecnología se ha vuelto una extensión de nuestro cuerpo y una forma de vida. Buscamos en Internet todo lo que necesitamos saber y aprender. Sin embargo, lo que no sabemos es que esta herramienta puede intervenir en la función del cerebro, sobre todo en niños y adolescentes.
Los niños y adolescentes destinan cada vez más horas de su vida a habitar los espacios digitales. Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a mediados de 2023, esta franja etaria pasa en promedio entre tres y cuatro horas diarias pendiente de las redes sociales. Estos comportamientos tienen incidencias en su salud mental porque que se ven afectados por los contenidos y dinámicas de estos espacios conectivos.