Acurrucarse con alguien que te importa provoca la liberación de oxitocina, una hormona que no sólo favorece la sensación de calma, sino que también mejora la gestión del estrés.
Esta conexión íntima puede provocar risas, distracción o resolución de problemas, al tiempo que disminuye la tensión arterial y reduce los niveles de cortisol, la «hormona del estrés».
Este beneficio cardiovascular se acentúa especialmente en las mujeres, pero es válido para ambos sexos. Además, los abrazos liberan oxitocina, que tiene propiedades analgésicas, y los investigadores están estudiando su potencial para tratar el dolor.
Los abrazos de confianza podrían incluso reforzar el sistema inmunitario, protegiéndonos contra los virus, sobre todo en momentos de estrés, y aliviando potencialmente los síntomas si ya nos encontramos mal.