El primer campeonato mundial de Fórmula 1 de la FIA comenzó el 13 de mayo de 1950 en el circuito de Silverstone, en Inglaterra, marcando un momento histórico para el automovilismo. Este evento fue conocido oficialmente como Gran Premio de Europa, incorporándose también el Gran Premio de Gran Bretaña. A la carrera asistieron miembros de la realeza, incluidos el rey Jorge VI, la reina Isabel y la princesa Margarita, junto con una audiencia estimada de 120.000 espectadores, lo que destaca la grandeza del evento.
La carrera estuvo dominada por los coches Alfa Romeo, conocidos por su fiabilidad y potencia. Giuseppe “Nino” Farina, al volante de un Alfa Romeo 158, salió victorioso, convirtiéndose en el primer ganador de una carrera del campeonato mundial de F1. Sus compañeros de equipo Luigi Fagioli y Reg Parnell también mostraron buenas actuaciones, asegurando las tres primeras posiciones para Alfa Romeo. La carrera fue especialmente desafiante para los pilotos, con varios cambios de líder e incidentes menores, incluida la colisión de Parnell con una liebre durante la carrera, que, sin embargo, no le impidió terminar tercero.
Se eligió Silverstone por su trazado rápido y fluido, adaptado de un antiguo aeródromo de la Royal Air Force, con siete curvas a lo largo de su recorrido de 4,6 km. La pista es famosa no sólo por su historia, sino también por ser uno de los circuitos más rápidos y emocionantes del calendario de Fórmula 1.
Este evento histórico no sólo estableció a Silverstone como un hito en el deporte del motor mundial, sino que también sentó un precedente para lo que se convertiría en el campeonato mundial de Fórmula 1, celebrando innumerables carreras y récords memorables en este deporte desde entonces.