Pasar la noche en la recreada casa flotante de la película Up: una aventura de altura, suspendida a 15 metros en el desértico Abiquiú, en Nuevo México; despertar en la propiedad donde se filmó Purple Rain y que Prince compró antes de morir, en Minneapolis; hospedarse en la emblemática Sala del Reloj del parisino Museo de Orsay, o en el Museo Ferrari, en Maranello, Italia, tras dar una vuelta con el piloto embajador de esa Scuderia, Marc Gené.
Con la idea de transportar a las personas a “mundos que antes solo existían en su imaginación”, la plataforma Airbnb decidió pisar fuerte en el universo de las experiencias y del entretenimiento.
Su apuesta es global y consiste en ofrecer hospedajes “únicos”, en algunos casos de manera gratuita y, en otros, a precios por debajo de los 100 dólares la noche.