Según nos cuentan los historiadores los primeros cumpleaños a celebrar fueron los de los faraones, en el antiguo Egipto, alrededor del año 3000 a.C. la idea no era celebrar cuando nacían, sino que la fecha desde que un faraón era coronado.
Se concedía fiesta a los trabajadores, -eso no estaría mal copiarlo, ¿verdad? Para el cumple del jefe-, y se festejaba a lo grande. El único fin era desear al soberano una larga vida, ahuyentando los malos espíritus, ya que se creía que la muerte acudía en esa fecha para robarle el alma al desgraciado faraón.
Los antiguos griegos ampliaron las celebraciones de cumpleaños a su interminable catálogo de dioses, e iniciaron la tradición de preparar una tarta (de harina, cereales y miel) que debía ser redonda como la luna, sobre el altar del templo de Artemisa.
