Dormir regularmente una pequeña siesta durante el día es bueno para el cerebro y ayuda a mantenerlo más grande durante más tiempo, según un estudio del University College de Londres.
La investigación ha descubierto que las siestas cortas durante el día retrasan el proceso de encogimiento del cerebro a medida que envejecemos. No obstante, se recomienda que las siestas sean de menos de media hora.
Los investigadores esperan que sus hallazgos reduzcan el estigma que existe en torno a las siestas diurnas.